Si bien solemos leer en internet o periódicos locales sobre
los restaurantes internacionalmente reconocidos que hay en Lima, sobre su
exquisita comida y sus famosos chefs; el limeño promedio no suele visitarlos ya
que tiene el concepto de que son excesivamente caros, hay que reservar con
mucho tiempo de anticipación y que la comida al ser tan gourmet viene en
raciones tan pequeñas que no importa lo que pidamos moriremos de hambre.
Pues esta semana, como excusa al aniversario con mi
enamorada decidimos darnos el gusto de visitar uno de estos “exclusivos”
restaurantes, fuimos a Astrid & Gastón Casa Moreyra, específicamente al
Restaurante La Barra, ya que dentro de este mini-mundo gastronómico que ha
creado Gastón Acurio podemos encontrar 5 restaurantes más, cada uno con una temática
distinta y una orientación culinaria única.
Cabe resaltar que ir a cenar a un restaurante de esta categoría
implica tener una experiencia inolvidable de inicio a fin, comenzando con la cordialidad
de los valet’s que reciben tu auto pasando luego por la amable maître que te
lleva a tu mesa y los experimentados mozos que están pendientes de cada detalle
para que nosotros tengamos que preocuparnos sólo de disfrutar la comida.
Algo importante para comenzar es que La Barra basa su
concepto en “compartir” por lo que los platos de fondo se sirven en porciones
grandes, desde las 2 hasta las 6 personas, al igual que las entradas que se dividen
en 3 categorías: Del Mar, Del Campo, De La Ciudad; y finalmente los Postres Del
Día.
Nosotros en esta ocasión pedimos de entrada La Trucha y los Ñoquis y de
fondo optamos por el Cochinillo, platillo que siempre resalta en toda carta.
Lo primero que llego a nuestra mesa a modo de aperitivos fue
una pequeña canasta de pan que consistía de panes chapla y tostadas de pan del
campo, un pequeño plato con aceitunas verdes y negras encurtidas y aceite de
oliva con sal para acompañar al pan y un pequeño recipiente con maní. Lo primero
que probé fueron las tostadas con aceite de oliva, un pan recién tostado y
crujiente, de miga suave y ligera; la sorpresa fueron las chaplas que sin bien
no son chaplas tradicionales (pan sin levadura) estas están hechas a modo de
bizcochos, con una masa un poco dulce, suaves y calientes. Por otro lado
tuvimos un pequeño platillo con aceitunas verdes y negras encurtidas, de por si
nunca me gustaron las aceitunas botija (negras), pero las verdes estuvieron
exquisitas. Le maní es un maní dulce combinado con curry y algún otro elemento
que les un sabor dulce y un poco empalagador. Con un recibimiento tan sencillo
pero tan bien preparado sabía nos deparaba una comida excelente.
Luego llegaron los Ñoquis que fueron un plato íntegramente vegetariano
ya que los ñoquis estaban rellenos de yuca y vinieron acompañados de tomatitos
cherry y croquetas de queso cheddar crujiente. Un plato liviano, ligero y muy
sabroso que seguro nunca esperamos de entrada, todos los ingredientes se
notaban extremadamente frescos y cuidadosamente seleccionados.
Finalmente llego nuestro plato de fondo, cabe resaltar que
desde un inicio nos indicación que el tiempo de preparación era de 40 minutos
aproximadamente, lo que nos demuestra que todo es preparado al momento. El plato
es presentado en una pequeña fuente con el cuarto de cochinillo como estrella
principal, escoltado por un tradicional puré de manzanas y una ensalada de
zanahorias y rábanos, decorado por encima con manzanas al cilindro y manzanas
deshidratadas en albaca, y por debajo una salsa de ostión para equiparar
sabores.
Mi mayor sorpresa vino al momento de intentar cortar el
cochinillo, la piel y la carne son tan suaves que uno creería que romper una
galleta de soda es más difícil. La piel es crujiente y la carne tierna y
jugosa, definitivamente a todos nos gustaría poder presentar un cochinillo así
durante las fiestas de fin de año para impresionar a toda la familia. El puré
de manzana tiene su toque dulce característico y las manzanas al cilindro
parece fueron cocinadas al horno ya que son suaves y dulces, acompañamiento
perfecto para tan noble carne. Lo único del plato que no fue de mi agrado fue
la salsa de ostión, tuvo un sabor muy fuerte y agrio para los demás ingredientes
dulces, no sería mi primera opción de salsa, tal vez por ese motivo esta puesta
por debajo y no bañando al cerdo, no lo sé.
Para acompañar los excelentes platos que nos ofrece el
restaurante, se han dado el tiempo de elaborar una amplia carta de cocteles
entre piscos, rones y demás licores tanto nacionales como importados, yo opté
por pedir una combinación de licores importados con un nombre muy peruano, el
Chin-Pun.
El trago consiste en una
mezcla de Zacapa, Barceló Amaretto, Toronja y Mandarina; sin duda por la combinación
de licores me esperé un trago con mucho más cuerpo o más robusto, no un trago
tan frutado de sabor, pero sin duda muy bien ejecutado. Lo que vale la pena
resaltar es que a la gente de este restaurante no se le escapa un solo detalle,
ya que hasta el sorbete estuvo cubierto por una hoja de hierba lo que le dio un
toque especial tanto a la vista o presentación, como a la experiencia al
momento de ingerir el trago, meticulosos al extremo lo que merece mucho respeto
de nuestra parte.
En conclusión, el restaurante representa una verdadera “Experiencia
Culinaria” para todo aquel que lo visite, y de inicio a fin uno puede dar fe de
porque ha sido catalogado uno de los mejores sino el mejor restaurante del
Perú. Todo es preparado con mucho cuidado, respeto y cariño cuidando cada
detalle para el deleite de sus visitantes. Sin duda, una experiencia que no querrán
perderse.
Si están preocupados por el presupuesto, nuestra visita tuvo
un costo de S/. 300.00 y realizamos una reserva con dos semanas de anticipación,
créanme que vale la pena tanto la inversión como el tiempo de espera, es una
linda experiencia para compartir con la persona que más quieran.
Espero hayan disfrutado de la reseña y si quieren tener mas información
durante la semana ahora pueden seguirme en Facebook bajo el nombre de Los
Placeres Culinarios o en el link: www.facebook.com/losplaceresculinarios