Hola amigos, esta semana les tengo una reseña muy singular, llamémosle
fuera de lo común, pues me parecen las palabras más acertadas para relatar esta
experiencia. Esta semana Los Placeres Culinarios se vieron forzados a escapar
de la ruidosa Lima para encontrar un poco de paz e inspiración en Cusco, que si
bien es una ciudad constantemente asediada de turistas en la búsqueda de
experiencias y sensaciones nuevas, nunca esperé que esta magnífica ciudad me
abriera los ojos al universo del cual estoy a punto de contarles.
Dicen que las mejores experiencias llegan de casualidad y esta vez no
fue la excepción ya que llegué a este restaurante de mera casualidad al otro local
haber equivocado con mi reserva, el error fue grato y terminé agradeciéndolo de
sobremanera, como dice el dicho: todo tiene un por qué. Al no tener reserva y
sin saber a dónde ir, decidí abrír TripAdvisor y un restaurante apareció como
el N° 1 de Cusco, con muy pocas reseñas, muy buenas puntuaciones y sin pensarlo
más decidimos probarlo; es así como empezó esta aventura culinaria.
Se trata de Le Soleil, un restaurante en los andes peruanos que con
cada bocado nos transporta a una delicada cocina francesa y que nos trae de vuelta
con cada twist andino agregado; simplemente sorprendente! Este pequeño
restaurante, con puertas a la calle que suelen permanecer cerradas, guarda una
de las mejores cocinas de Cusco, difícil tarea en una ciudad gastronómicamente
tan congestionada, pero poco a poco les explicaré el por qué.
Llegamos sin reserva y gracias a dios tenían disponibilidad, la maître
amablemente nos lleva a nuestra mesa y nos entrega las cartas. De inicio a fin
un menú francés, al lado izquierdo 2 menús de degustación, de 5 y 7
tiempos respectivamente; a la derecha entradas, fondos y postres tradicionales.
Lo primero en captar mi atención fue el Pato en Dos Cocciones A La Naranja,
tan solo milímetros atrás en tan difícil carrera se encontraba la Canilla de
Cordero Cocida 16 Horas, mientras que ya rezagados en la carrera quedaban el
Filete y Brandade de Trucha Andina y el Ratatouille al Horno. Ante tanto
indecisión le dije a nuestro mozo: Sorpréndeme! Y procedí a entregar la carta. Por
otro lado mi novia, algo más segura y fiel a sus gustos, no dudó en ordenar la Trucha
Andina, que si bien sonaba bien, no tanto como mis dos primeras opciones.
Poco después de tomar nuestra orden, sin que ni porque llegó a nuestra
mesa un abrebocas cortesía del chef, una Crema de Zapallo con Tostada de
Almendras, Mango y Jengibre; servida en una especie de shot, con la tostada
encima y coronada por una Flor del Valle Sagrado que no sólo sirve a modo de
decoración sino que es comestible y complementa el plato. Con el primer sorbo
déjenme decirles que quedé boquiabierto, nunca esperé tanto sabor en un bocado
tan pequeño. La sutil y ágil combinación de sabores entre el zapallo caliente,
el mango, las almendras y esa única hoja silvestre del valle sagrado fue
simplemente increíble; una remembranza al estilo Ratatouille que me hizo
recordar aquellos consomés de mama.
Fue uno de esos momentos en los que lamentas no haber ordenado una
entrada…
Para seguir con el asombro una vez que terminamos de devorar nuestros
abrebocas, para seguir agasajándonos llegó el segundo abrebocas, nuevamente
cortesía del chef, un chef bastante generoso aparentemente. De pronto en nuestra
mesa había unos platos con un pequeño bollo de Pan Casero acompañado de Terrine
(Pate) de Cerdo, Vinagre Balsámico y Flor Silvestre del Valle Sagrado. Si bien
la consistencia del cerdo no es era tan suave o delicada como la de un foie
gras, el sabor estaba bastante presente y tenía el carácter suficiente para
acompañar cada bocado. El vinagre balsámico supo complementar los sabores y
realzar las propiedades del cerdo. Nuevamente palmas para el chef, no
tengo más que decir.
Bastante contentos con cómo iba nuestro almuerzo hasta ese momento,
fue que este restaurante supo cómo poner la valla más alta aún con la llegada
de nuestros fondos, desde la presentación hasta las porciones servidas, nada de
gourmet francés ni reducidas porciones en este aspecto, platos sumamente
atractivos para nuestros ojos, olfato y paladar.
Para mí el Pato en Dos Cocciones a la Naranja, en la cual no tuve solo
una presa del pato, sino que sirvieron tanto la pierna con encuentro como la
pechuga para poder apreciar las distintas texturas y sabores del ave;
acompañadas de Pastel de Papa, Legumbres cocidas, Melocotón y una salsa de
fondo. La pechuga de pato es tierna y de sabor fuerte, como cualquier pechuga
si bien suele ser más seca compensa esta característica con la salsa viene
bañada y la ternura de su carne. Por otro lado la pierna, mucho más jugosa,
estaba crujiente por fuera y jugosa por dentro, de sabor más delicado y
agradable. En esta ocasión tuvimos la suerte de contar con ambas partes
servidas en nuestro plato, cada una de ellas cumpliendo muy bien su papel y
superando nuestras expectativas. De los acompañamientos debo resaltar 2 de
ellos, el Pastel de Papa y el Melocotón, un pastel de bastante suave y bajo de
sal como se sirve tradicionalmente y un trozo de melocotón que sabe explotar
todo su sabor con la emulsión de naranja y el calor del horno; me sorprende
como a veces algo tan simple puede llegar a ser tan completo para nuestros
paladares.
Frente mío tenía el Filete y Brandade de Trucha Andina con Espuma de
Mantequilla Negra y Legumbres, el plus, pues viene acompañado de 2 porciones de
una especie de Causa de Papa Amarilla. La porción consta de 2 porciones de
filete de trucha rosada, las 2 porciones de puré de papa aderezada al ajo,
legumbres cocidas y espuma de mantequilla. Una trucha de cocción perfecta,
jugosa y suave; la mantequilla brinda el toque salado y realza el sabor de la
carne; mientras que la papa al ajo es el complemento perfecto para no opacar el
suave sabor de la trucha.
Al venir el mozo a recoger nuestros relucientes platos, sin darle
tiempo a nada pedimos nuevamente la carta esperanzados en conseguir un postre
que sepa cerrar con broche de oro tan esplendoroso almuerzo, sin mucha sorpresa
no nos tomó ni 1 minuto conseguirlos.
Crème Brulée para mí y Fondant de Chocolate Intenso con texturas de
Chirimoya para mi novia; así es, un postre para cada uno ya que me negué a
compartir mi Crème Brulée.
Finalmente llegaron nuestros postres a la mesa, mi Crème Brulée se
veía más que bien, por lo que decidí no esperar un segundo más y hacer la
prueba de fuego, acerque un poco mi oreja al plato y golpeé la costra de
caramelo la cuchara: un sonido crujiente
y filoso retumbó en mis oídos; el caramelo no se rompió… todo iba viento
en popa. Ya con más convicción y decisión me aventuré en dar ese primer bocado,
rompí la costra de caramelo para descubrir su interior la suave crema y el
tenue olor a vainilla; el resultado en mi paladar fue una explosión de sabor y
alegría. Un crema o natilla suave y sabrosa que se apoya en la costra de
caramelo para elevar su dulzor y contrastar su textura, si nunca han probado un
crème brulée les recomiendo prueben este, no temo equivocarme al decir es el
mejor que he probado en Perú.
Bastante satisfecho con mi postre no quise siquiera probar una pizca
del Fondant de Chocolate, pero mi deber con ustedes me llevó a hacerlo, muy
sacrificada mi labor.
Es así como terminé probando este maravilloso bizcocho relleno
chocolate Bitter líquido y acompañado dulces gajos de chirimoya de la región;
un postre rico y directo.
Con el recuerdo en mi mente de tan maravilloso almuerzo me despido de
ustedes y los invito a que visiten Le Soleil si se encuentran en Cusco, les
aseguro será una experiencia no olvidarán y les abrirá los sentidos
experiencias culinarias nuevas, aquí les dejo su dirección y página web.
Dirección: Calle San Agustin 275, Cusco - Perú
Facebook: www.restaurantelesoleilcusco.com
Hasta la próxima semana!
Los Placeres Culinarios
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